lunes, 12 de abril de 2010

Las humillaciones, hacen que hombres pobres sean grandes

Zorreros o carreteros gran paradoja

El corazón de la zona industrial muestra la realidad de unos pocos.

Por: Marilyn Celis

Guillermo Buitrago, con aproximadamente 25 años de edad, el color de su piel es blanca y no muy deteriorada por sus largas jornadas de trabajo bajo el tiempo de lluvia o sol, de complexión delgada , su cara es delgada y posee un bigote y barba con el estilo candado, no muy espesos, sus ojos son cafés oscuros pero tranquilos y medianos, demuestran gran expresividad, de que ha vivido experiencias nunca contadas, cejas espesas y pestañas largas, oscuras; su boca es delgada y sus dientes no están en mal estado.

Este personaje, vive en compañía de sus cinco hijos y esposa Janeth, en una humilde casa que tiene a penas para lo necesario en cuanto lo servicios de luz y agua, pero que aun así no todo el mundo tiene, detrás de Carrefour de Paloquemao, en pleno corazón de la zona industrial en la 30 con cale 19, esta ubicado el barrio Colombianita.

Colombianita, es un mundo a parte dentro de la ciudad de Bogotá, ya que por no tener la ayuda o el beneficio de muchos barrios “legales”, tiene su propia organización, es así como se da La Junta de Acción comunal del barrio, encabezada por Guillermo, que es un gran vocero de las ideas y propuestas que se dan el barrio.

Uno de los ejemplos de la organización son los lugares estratégicos que tienen para aparcar sus carretas, pues bien La Colombianita es un barrio de lo que las malas lenguas dirían, apodándolos de: zorreros, pero que en realidad su trabajo es llamado como carreteros. Sin contar con los pequeños garajes hechos por ellos mismos para sus acompañantes de largar jornadas, entre las 16 y 18 horas de trabajo.

Por si no fuera poco, los carreteros son excluidos en una sociedad elitista que se le olvida el papel tan importante que ellos hacen diariamente, que es el de reciclar, y con sus insultos y miradas poco amables les hacen entender que no son muy bienvenidos a la ciudad, ciudad que es de todos, blancos negros, ricos, pobres, habitantes de calle y por que si podemos vivir con las llamadas prepago y los proxenetas.

Estas familias tiene que vivir en medio de casas, que ni siquiera se les puede decir prefabricadas, por su estado pero que familias como la de Guillermo, han conservado el calor humano, y no se han dejado llevar por la plata mal habida, sus pocas cosas personales como un televisor, un DVD, un equipo de sonido, camitas, comedor, entre otros muebles dignos del confort, han sido traídas como se diría: “con el sudor de su frente”.

Para muchos los carreteros son “escoria, habitantes de otro planeta”, pero ¿Por qué pasa esto? ¿Es que acaso no se ha acabado la era de la discriminación? ¿Cuál es la solución a estos problemas? Al parecer los carreteros son una cultura que forma una totalidad de una nación, con su propia identidad de hecho muy marcada e ignorada pero discriminada.

La pobreza y la injusticia se han convertido en íconos para los habitantes de La Colombianita”, esto ha sido evidenciado por los medios comunicativos, por los entes que protegen la ciudad, pero no se ha hecho nada, la gente se cansa de la contaminación y del trafico, descartando los verdaderas causas a estos problemas, pero quienes levan del bulto son unos pocos, los carreteros.

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