jueves, 15 de abril de 2010

El fin no justifica los medios

“El amor es para siempre aunque sea imposible”

La diferencia de clases ha hecho que dos personas se separen, a pesar de que el fruto de su amor sea la unión entre ellos, ante la sociedad sentencia su separación.

Por: Marilyn Celis Pachón.

Eliécer Cantillo, gran doctor de la ciudad de Villavicencio es muy reconocido por su labor, él es un hombre con un temperamento variable a pesar de que de sus 3 hijas la menor tiene más privilegios que las otras, es por eso que solo para ella, el 5 de marzo de 1990 se llevará a cabo una despampanante celebración, publicada en los medios como:”los quince años de Doris, hija del gran doctor”.

Al enterarse de la ceremonia, la flor innata de la sociedad de villao; están a la expectativa pues será el evento del año, pero no solo ellos, Doris, no sabe lo que le tiene preparado su padre, con su madre Ana, es por eso que antes del cumpleaños será una gran sorpresa, la serenata de música criolla ,preferida por el padre.

El día esperado, ha legado y Doris en su noche esta con las personas que más ama. Pero el destino le tiene preparado la legado de un ser más que ocupara su corazón; es entonces que en la fiesta sale un quinceañero, muy atractivo, su mirada es serena, pero cautiva a la feliz homenajeada, y con sus coplas llenas de picardía, endulza el oído de la flor del jardín.

Doris es delgada, con nariz chata pero linda, sus ojos son cafés oscuros como los de su padre, su boca es la de su madre y su cabello es negro azabache y muy liso, por el contrario El muchachito de nombre Oscar, es acuerpado, trigueño, con boca gruesa y seductora, ojos negro penetrantes y cejas espesas; estas características hicieron que los dos jóvenes se atrajeran mucho más, pero su padre no lo noto.

Es por eso que en las tardes después del colegio y en las noches, con excusas, los dos flechados salían sin rumbo pero unidos, solo ellos dos se ataban, no había nadie más, solo el miedo que invadía sus cuerpos al pensar lo que el padre de Doris haría al enterarse de lo que pasaba. Pero eso no fue suficiente para que una noche en uno de sus aniversarios clandestinos, los cuerpos se llamara y danzaran con el sonido del amor, entre estrellas y un aluna llena amarillenta que los acompañaba fue testigo de lo que ocurrió.

Y al pasar los meses Doris noto el cambio de su vientre, y mientras lo observaba su padre la sorprendió. Pero esto no fue suficiente pues ella no callo, y declaró su amor; el padre le temía al que dirán y decidió negarle el hijo que en sus entrañas por 5 meses llevo. Eliécer supo que ese hijo era de Oscar, el muchazo que dio la función como muestra de amor, de parte suya y con más ira la levo a un centro de atención.

El centro era oscuro, y las enfermeras no tenían cara de enfermeras, es por eso que ella sintió algo muy adentro, un dolor, un miedo, y en su mente llamaba a su amado, pero esto no fue suficiente. Le hicieron desnudar, poner una bata recostarse, y en medio de las luz que cegaba sus hojas sintió un leve pinchazo, era anestesia local, pero cuando escucho un ruido, de una máquina sintió la presencia de la muerte misma, y el dolor en su vientre hacia que sintiera que se desgarraba viva, vio un túnel pero de ahí no volvió a salir.

Es entonces por eso que yo el compositor de esta historia, que no revelo mi nombre, quiero que quede incógnita, me asombro de la historia de Oscar, mi amigo que vivió el amor que es para siempre, aunque sea imposible, en la cárcel sin Doris, pues su padre le acuso a él del delito. Se dice que le alma en pena de Doris ronda todas las noches y se junta todas las noches de Luna llena con su amado.

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